La renuncia de la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Carolina Ache, hasta el momento la mayor consecuencia política vinculada al caso Marset, expuso la dinámica de funcionamiento de la coalición de gobierno, en donde el respaldo explícito del presidente Lacalle a la jerarca no alcanzó para mantenerla en el cargo, tras el retiro de la confianza por parte del sector político al que pertenecía Ache.
La subsecretaria defendió en todo momento su actuación y fundamentó su decisión en el hecho de que su sector, el colorado Ciudadanos, estaba evaluando retirarle la confianza, por lo que optó por adelantarse a la inminente decisión político.
“Quizás mi error fue ceñirme al deber ser y la legalidad, confiando además en la certeza de que en todo caso el Ministerio del Interior tenía en su poder toda la información como para actuar, si es que ello hubiera correspondido”, expresó en su carta de renuncia.